viernes, 23 de marzo de 2012

El legado de Jobs

Desde el primer minuto y hasta las dos horas de la madrugada de esta pasada noche más de un centenar de personas han hecho cola para adquirir el nuevo IPad en la Fnac de la plaza de Callao. 

Para suavizar el duro ritual de confirmación que supone para los fieles de la marca ir adquiriendo cada nuevo aparato que salga, a pesar de no aportar nada nuevo como era el caso, los empleados de la tienda repartieron pastas y café ¿Qué menos se podía hacer ante una fila de fans dispuestos a dejarse la mitad de su sueldo en el nuevo juguetito de la manzana? 
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

miércoles, 21 de marzo de 2012

Arqueología Hi-Tech

Si el ciberespacio ofreció a la antropolología un nuevo escenario de estudio, la arqueología también se sirve de la red a la hora de investigar. ¿Cómo? ¿Podemos encontrar habitantes de Altamira en la red? En cierta medida esto es posible. Un grupo de investigadores de Harvard ha localizado más de 14.000 asentamientos prehistóricos en el norte de Siria, pertenecientes a la civilización mesopotámica. Todo ello sin salir de su despacho, a través de imágenes tomadas por satélite. El ordenador proporciona una herramienta magnífica para la localización de yacimientos, toda vez aceptada la pasión por la astrología y, consecuentemente, la ubicación sistemática de puntos de referencia sobre el globo terrestre.

 Arqueólogos 'high tech'

Descubren 14.000 asentamientos humanos prehistóricos desde el espacio

alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

martes, 20 de marzo de 2012

ciberantropología

La antropología, a grandes rasgos se encarga del estudio del ser humano. La humanidad del siglo XXI ha encontrado una nueva vía de expresión en la Red. Así pues, Internet se convierte en un espacio antropológico, un nuevo escenario con unas reglas propias. La ciberatropología es la ciencia social que se ocupa de su estudio. 

lunes, 30 de enero de 2012

Próxima burbuja... las TIC's.


Viene siendo habitual leer perogrulladas de todo tipo en noticias y enlaces, que vienen y van desde y hasta los famosos y cansinos ya rincones de Internet escondidos en redes sociales, relativos a iniciativas, corporaciones de base pública y nuevas empresas, del conocimiento, relacionadas con las TIC, de orientación laboral, de mercados emergentes, los famosos clusters y un largo etcétera. Atendiendo a su acepción formal perogrullada es aquella verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla.


Si habíamos pensado que el modelo económico que dejamos inmediatamente atrás vendía humo, estábamos equivocados. No imaginamos lo que nos espera. Dicho vulgarmente, podemos vaticinar la proliferación de cuatro listos que con sus perogrulladas van a conseguir una sustancial caja a costa del número ingente de parados y en nombre de la transmisión del conocimiento avenido por las nuevas tecnologías. Todos quieren tener su espacio en facebook, su rincón en twitter y allá donde puedan plantar sus ofensivas perogrulladas, discúlpenme en esta ocasión si resulto escatológico, su mierda más gorda.

Creo, aún a riesgo de equivocarme, que la mayoría de iniciativas creadas para la transmisión del conocimiento están volcando esfuerzos en nichos vacíos y que, para combatir una burbuja económica estamos creando otra de mayor calado, que vendría a llamarse, del conocimiento. El conocimiento hay que implementarlo tras demanda de la sociedad, no está para generar falsas necesidades inducidas.

"El emprendedor es el que crea tendencias" me corregían hace unos días en uno de estos rincones, jamás he escuchado nada más disparatado, las tendencias son efímeras y normalmente contraproducentes para los últimos fines de un proyecto.

Más importante aún que fomentar una sociedad del conocimiento es administrarla sabiamente desde el sosiego y por los cauces naturales que se hacen presentes. 

miércoles, 25 de enero de 2012

Descargar o compartir. Redes ciudadanas o gestionadas por magnates.

Tercera entrada sobre el trendtoping de la semana, incluso del mes si se quiere: el cierre de Megaupload. Pero vamos a reflexionar sobre la comodidad que busca el usuario, y como a raíz de ella los hábitos se van modificando. 

Y es que el intercambio de contenidos es cosa que viene de antiguo. Desde siempre se han compartido libros, que se intercambiaban con amigos y familiares una vez leídos. Incluso con desconocidos, como en la iniciativa bookcrossing, en la que se dejaba a criterio del que tomaba el libro dejar uno a cambio en el mismo lugar para que otra persona lo disfrutara. Un medio ecológico y multiplicador de cultura, si bien al mercado no le resultara interesante, como no le interesa ninguna iniciativa ciudadana que pueda poner en cuestión sus estructuras de privilegios. Con la música pasaba algo parecido: una persona compraba un disco y otra otro, ambos intercambiaban sus discos y obtenían una copia en cassette. 

Sin embargo, con la llegada de los ordenadores domésticos y los mecanismos de reproducción digital, todo este proceso cooperativo se haría más sencillo. Podemos establecer una metáfora con el escrito de G. B. Shaw cuando afirma que “si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambiamos manzanas, entonces tanto tú como yo seguimos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tenemos dos ideas”. 

La reproducción digital permite obtener instantáneamente duplicidades exactas de una fuente y un tratamiento y un transporte inmediato. Cuando las redes no estaban tan extendidas el intercambio se realizaba en discos ópticos o cd’s. Cuando Internet comenzó a entrar en los hogares, el proceso se sobredimensionó. Napster,  desarrollada por Sean Parker en 1998, era una aplicación que una vez instalada en el ordenador, permitía compartir ficheros entre usuarios. Cuando fue denunciada y cayó, una nueva dimensión se había iniciado y ya no habría marcha atrás y programas como Emule o Ares tomaron el relevo. Todo era sencillo, cada usuario tenía una carpeta de compartidos en su ordenador y cualquier otros cuyos resultados de búsqueda se aproximaran, podría tener acceso a estos datos. 

Megaupload y otros espacios de almacenamiento online vinieron a facilitar el proceso. Entre otros usos, los usuarios comenzaron a albergar material audiovisual y de texto que era presentado desde blog o compartidos por enlaces, acelerando el proceso. Ya no era necesario hacer búsquedas en la mula; la web lo ofrecía todo, sin necesidad de esperar a que el usuario que tenía el libro que queríamos estuviera conectado. Ahora estaba en la red a tiempo completo. Megaupload nos hizo más perezosos. Nos ofrecía de manera sencilla lo que antes teníamos que buscar. Pero fue otro paso más, igual que Napster en su día. Megaupload se fue, pero vendrán otras. Y esperemos que los proyectos venideros confíen de nuevo en poder de las redes ciudadanas, en vez de servir para llenar el bolsillo del lado B de la red.

alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

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